Nos esperaba un día muy largo, muchas horas de vuelo que se nos hicieron eternas.
El avión estaba muy bien, teníamos unas pantallas individuales para ver pelis, series, jugar... pero aún así se hizo muy pesado. Eso sí, la pastilla relajante que me tome hizo efecto porque en ningún momento estuve nerviosa.
Por fin a eso de las 16.00h llegamos a Nueva York, 45 minutos de cola en inmigración, huellas, foto y sellito: ¡ya estamos dentro de USA!
Cogimos una shuttle y para el hotel. Nos dan una habitación en el piso 25, lo que pedí, y la verdad es que comparando con lo que vi del hotel, la habitación era enorme, entraba otra cama de matrimonio perfectamente. Dejamos las maletas y a ver Times Square:
La sensación única, luces, publicidad, gente... increíble, ¡cuanto derroche de electricidad! Sacamos varias fotos, dimos una vuelta para ver lo general y fuimos a cenar que estábamos reventados. ¿Y qué cenamos? Pues hamburguesa en un Mc Donalds, porque no nos apetecía mirar más ya tendríamos más días de cenar en condiciones.
Asique para las 21.30 ya estábamos en el hotel, nos quedamos fritos ya que para nosotros eran las 3.30h de la mañana. Maldito el momento en que me acosté tan pronto...
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