Nos vamos a un Starbucks a por un café para Borja y un zumo de naranja para mí Los Starbucks son una cadena de cafeterías que hay por toda la ciudad, son una plaga, es lo que más hemos visto.
Vamos a coger el metro para ir a ver a la Estatua de la Libertad pero antes compramos el The New York Times para ponernos al día de lo que pasa en el mundo.
Para ver la Estatua tienes dos opciones. Coger el ferry que te lleva a la islita donde está y que cuesta pasta y hay unas colas tremendas. O coger el ferry a Staten Island, que pasas al lado de la Estatua, y que es gratis. Nosotros cogimos la segunda opción.
Las vistas desde el ferry son espectaculares, primero ves el Puente de Brooklyn y después el Skyline.
¡Qué frio pasamos! Yo creo que aquí fue donde me enganche el catarro que aún me acompaña, ¡vaya días más malos que tuve! Si es que soy una pupas...
Ya íbamos viendo como nos acercábamos a la Estatua... ¿Pero esto qué es? ¡Si es pequeña! No se, nos la imaginábamos grande, como los rascacielos o algo, jejeje, si es que a veces la TV engaña y parece que todo es más grande.
Al bajar damos un paseo por Battery Park. Vimos The Sphere, esta escultura en su día estaba entre las dos torres gemelas. Cuando cayeron al recoger todos los escombros encontraron la escultura bastante completa y en memoria del 11-S está puesta aquí.
Al lado se encuentra un edificio que aparece en la película de Men in Black. Es la puerta que utilizan para entrar en las oficinas secretas. ¿Os suena?
De aquí vamos en busca del Charging Bull, el toro de Wall Street, símbolo de optimismo y prosperidad financiera. Según dicen hay que tocarle los huevillos para que te vaya bien la economía, pues no se hable más, ¡¡a tocárselos!!
Que por cierto, fue chungo conseguir una foto, estaba plagado de Chinitos, le echamos un poco de morro y nos metimos entre ellos y si, ¡nos colamos! Es que si no nos dan las uvas...
Seguimos hasta la Trinity Church, para adentrarnos en Wall Street. Es una calle bastante estrecha, aquí fue donde nos cominos el primer Hot Dog, ummnn que rico estaba...
Fuimos paseando hasta la Zona 0, descubriendo la St. Paul Chapel, una ermita pequeña que se convirtió en lugar de oración cuando los atentados del 11-S, dentro hay varios recuerdos de ese día, insignias de los cuerpos de la policía de todo el mundo...
Y ya por fin vimos el agujero de las Torres Gemelas, las obras que están haciendo para levantar otra torre. Yo más que mirar las obras miraba para los lados, imaginándome como el resto de los edificios no cayeron junto a ellas.
Nos empieza a entrar hambre asique paramos en un Subway, es una cadena de bocadillos tipo Bocatta o Pans, pero aquí te los puedes hacer como quieras, eliges el pan, los quesos, los ingredientes... ¡Pedazo de bocadillos, que grandes!
Para bajar la comida ¿qué mejor que atravesar el Puente de Brooklyn? Teníamos que hacerlo antes las 16.30h porque queríamos ver el anochecer de Manhattan desde allí. Empieza la aventura:
Una vez en Brooklyn, fuimos en busca de la playita. Es muy fácil llegar, según se acaba el puente, empieza a la izquierda suelo de madera, bajas unas escaleras, giras a la izquierda de nuevo, y bajas la calle. Entras al parque y enseguida se ve. Las vistas son magnificas:
Una de las mejores fotos... que pena que a mi se me olvido llevarla...
Aún nos quedan cosas por hacer, cogemos el metro y volvemos a Mahattan, esta vez paramos en Bryant Park que han puesto típicos puestitos navideños y vamos a echar una ojeada. Aquí también ponen una pista de hielo, es por ello que nos sentamos, van a abrirla en 10 minutos. Hubo alguno que se metió buena leche, jejeje, pero es que había una niña que tendría unos 8 años, que les daba mil vueltas a todos los que estaban allí...
Nosotros no nos atrevimos a patinar, yo hace mucho que no lo hacía y con lo torpe que soy pues como que me daba miedo, ¡a ver si por hacer la gracia se me iban a fastidiar las vacaciones! Y Borja nunca había patinado, ¡asique mejor no!
Esta noche de nuevo, vueltilla por Times Square, cenamos algo ligero y a dormir.
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